Este Post que no existe.


Sin haberla visto todo el mundo habla de esta santa película (santa es un decir). La película en cuestión viene llamándose Serbian Film, pronunciado tal que así Српски филм, y su director se llama Srđan Spasojević. El meollo está en que, al parecer (y digo al parecer porque al parecer nadie ha visto la película) la muy dichosa contiene un par de escenas que, los blogs que hablan de ella describen así: “Dos de los momentos más impactantes son cuando un recién nacido, todavía con la sangre en su cuerpo y con su madre postrada, es penetrado por un adulto o cuando un actor porno, sin saberlo, fornica con su hijo de ocho años”. Aleluya. Desde luego, yo no voy a ser ni más ni menos que todos los demás y, no pienso, bajo ningún concepto, ver la película para hablar de ella. Además miento si digo que quiero hablar de la película. Mi intención es otra y tiene que ver con el reverso de la polémica: y es que, el Juzgado de instrucción número 8 de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) ha imputado al director del festival de Sitges por haberle dado el visto bueno a su emisión. Seguro que el hombre siquiera la ha visto porque, como ya digo, nadie ha visto la película.

Lo sorprendente es creer que la denuncia tiene (tan sólo) que ver con el filme. La denuncia responde, en cierta medida y también, a un espíritu excesivamente catalán (políticamente catalán) que venimos observando desde el Boom Liberal de la transición (todos sabemos que la transición la hicieron ellos con la gauche divine (pronunciado ghostdivine o la divinidad de sus fantasmas). Se trata de esa fastidiosa manía por ser más papistas que el Papa, más moralistas que el O´sservatore Romano y más protectores que un airbag y, al mismo tiempo, todo lo aparentemente permisivos y comprensivos que sea posible (dentro de lo probable, lo modesto y lo divino) y todo ello me recuerda, por ejemplo, a aquella medida que propusieron hace no mucho para prohibir el consumo de kebabs en el barrio gótico y ser así más limpios que la superficie del cielo en un día de verano. Si se trata de los animales, la política catalana los protege más que nadie. Si hay que enviar ayuda a algún lugar recóndito del mundo ellos se apuntan los primeros. Sus monumentos están más y mejor protegidos y sus parques resultan mucho más limpios que los de los demás. En todo se muestran como ese hermano resentido que, constantemente realiza aquello que no realiza su par (por pura yuxtaposición) o repite lo que su hermano ya ha realizado haciéndolo más y mejor. No es la moral ni la ética de un pueblo (más bien de una política) sino un rabioso afán por construirse una identidad lo más rápidamente posible después de aquel monocromatismo gris de la España de Franco.

Pero no hay problema. Si se esconde la mano que tira la piedra, la piedra puede que nunca fuera lanzada y el árbol de la selva no hizo ningún ruido al caer porque nadie estaba escuchando, lo sabe hasta el apuntador. Por ello, como ni Dios parece haber visto la dichosa película, podríamos decir que la denuncia tampoco existió nunca jamás, quizá tampoco existió nunca esta moral política catalana de la que yo hablo. Puede que sus parques sean iguales que los nuestros y que sean iguales sus monumentos y que algunos de sus ciudadanos, maltraten a sus gatos con la misma mano con la que me quitan de aquí esos toros. Puede que lo cierto sea que no existe ninguna política identitaria y puede que, el hermano sea hijo único y sanseacabó con la madre que lo parió. Lo que es seguro es que en las calles del barrio gótico se siguen comiendo kebabs carrillo con carrillo. Quizá también se coman en el festival de Sitges, mientras se emiten películas de muy mal gusto pero aparentemente (como un gamusino) profundamente invisibles.

 

 

8 comentarios (+¿añadir los tuyos?)

  1. José Suárez Apellaniz
    Mar 29, 2011 @ 15:14:58

    Pásate por mi blog y lee la crítica que le hice si te apetece. Yo si he visto la peli, presentada en Sitges en»Panorama», y tú coincides conmigo y con Carlos Pumares (Blog directo en Cinema Hoy) sobre los meapilas del cine y los cagatogas de los tribunales, puta plaga de los cojones

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    • Guillermo Aguirre
      Mar 30, 2011 @ 21:16:22

      Ya he leído tu reseña de la película en cuestión y, como imaginaba, continua sin apetecerme verla. Coincidimos en que el estruendo causado es, seguro, cosa de idiotas sobreprotectores y demás fanfarria, eso sí, me gustaría saber porque a menudo lo que no se condena a tribunal son algunas producciones del cine merecedoras de cárcel (sin importar el tema que traten o si resultan escabrosas) por su terrible falta de sentido y maldad impenitente para con el espectador. Véase Torrente 4 (como señalas) y por ejemplo.

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  2. José Suárez Apellaniz
    Mar 30, 2011 @ 21:45:50

    A mí no me ha quedado más remedio, por aquello de la crítica, que verla, pero BAJADA de Internet por un colega que se empeño en que nos riéramos juntos (?). El amiguete ese de Segura(??) no va a comer a mi costa, aunque al hacer eso de la descarga ilegal (???), alguno se haya aprovechado. Estimado Aguirre, a este paso le tendremos que poner coletilla a tu nombre: ¡»La Cólera de Dios»!. (Aguirre, der zorn gottes, 1972, Werner Herzog y protagonizada por Klaus Kinski)

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  3. Guillermo Aguirre
    Abr 01, 2011 @ 09:32:10

    Grande película, José. Ese título fue una de las primeras opciones que se barajaron cuando cree el blog, pero pensé que remitiría a un blog de cine cuando esto es una miscelánea de la gran pelusa de ombligo. Grande película.

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  4. José Suárez Apellaniz
    Abr 01, 2011 @ 18:16:23

    JODER, TÍO, ERES LA HOSTIA EN VERSO Y EL SUMSUM CORDA

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  5. José Suárez Apellaniz
    Abr 01, 2011 @ 18:22:30

    Mi blog sigue siendo de cine…Cachis la mar!… El finde a sanse, que me quiero tirar a la Concha. Si puedes visionar «Ni Dios, ni patrón, ni marido» de Laura Mañá, recomendable 100 X 100. No está en descarga directa, solo online desde La Plata. Ahí te dejo el link. S@lud
    blip.tv/play/AYKp0g8C. el «o» es cero, no es una o

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  6. isadora
    Abr 25, 2011 @ 13:59:53

    Jo, qué enrollaos sois. Daros una vueltica por cualquier centro de menores (me valen tanto catalanes como murcianos, por poner un ejemplo) y, a lo mejor, ya tenéis material para dar un poco de sentido a tanta palabra-junta-tonta.

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