CONTRA LA CRISIS BUENAS SON POLLAS

En época de crisis robar un Sillar Romano con Relieves Fálicos cobra extraños sentidos: “Contra la crisis hazte con un imponente rabo de piedra”. Algo así han debido de pensar los ladrones de semejante artefacto de varios cientos de kilos de peso y que han hecho desparecer a base de gruazos (que no pollazos) de las burgalesas ruinas romanas de Clunia la pasada madrugada.

Las estatuas tienen ya desde la antigüedad una relación casi insensata con las crisis, con su reverso: el apogeo, y con la divinidad misma. En tiempos fecundos, uno (recién convertido en emperador), levantaba su estatuario personal por todas las calles y avenidas para que, en tiempos oscuros, los otros (o los demás) andaran por detrás descabezando colosos de piedra. De eso Calígula sabía bastante cuando le hizo cortar la cabeza a Júpiter Olímpico para remplazarla por la suya propia, algo que por ahorrarse unas pesetas quizá haga ahora que ha sido declarado Dios en plan romano y por pajarracos de todo agüero, el bueno de Kim Jong-un con las estatuas de su padre. No cesó ahí la obsesión de Calígula con las piedras (aunque también se lió a golpes con el mar declarándole la guerra), el hombrecillo levantó su propia figura en el Templo de Jerusalén (para gusto estético de los judios) y arrampló con toda la iconografía griega que encontró reemplazándola por lo que tanto más le gustara: cerdos y otros animales. A su muerte, claro está, los unos y los otros se liaron a golpes con sus retratos, iconos y pedruscos y los hicieron desaparecer de la faz de la tierra, lo mismo que le pasó a Sadam hace no poco con menos gloria e igual barullo. Quizá la mayor y única aportación Más