El lazarillo de Bruguera

El relato de España (como el de cualquier pueblo) pasa por la revisión de su propia historia, de su literatura, del análisis de su carácter y por aquellos prohombres que habitaron el contexto: la suma de todo ello o su resultado, quizá sea esa lacra que se ha venido llamando espíritu autóctono, identidad o como se le quiera denominar y que uno desea percibir en todas las cosas, desde el botijo hasta la forma de hacer el amor. En este sentido, una de las creaciones más nuestras y de mayor valor, no sólo literario sino identitariamente revelador, fue la novela picaresca.

Dicen las escuelas y los observadores que la novela picaresca viene de una veta irreverentemente humorística que ya brillaba en el Satiricón de Petronio o en El Asno de Oro de Apuleyo. Dejando aparte que todos ellos son, como nosotros, de un insurrecto aire mediterráneo (de mar pequeño y aceite de oliva), lo cierto es que… (LEER MAS EN ÁMBITO CULTURAL)

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